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NOSOTROS
Nosotros
enemos la alegría
de nuestras alegrías
Y también
tenemos
La alegría
de nuestros dolores
Porque no nos interesa
la vida indolora
Que la civilización
del consumo
Vende en los supermercados
Y estamos orgullosos
Del precio de tanto
dolor
Que por tanto amor
pagamos.
Nosotros
Tenemos la alegría
de nuestros errores,
Tropezones que muestran
la pasión
De andar y el amor
al camino,
Tenemos la alegría
de nuestras derrotas
Porque la lucha
Por la justicia
y la belleza
Valen la pena también
cuando se pierde
Y sobre todo tenemos
La alegría
de nuestras esperanzas
En plena moda del
desencanto,
Cuando el desencanto
se ha convertido
En artículo
de consumo masivo y universal.
Nosotros
Seguimos creyendo
En los asombrosos
poderes
Del abrazo humano
EL MUNDO
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo
subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá
arriba, la
vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso - reveló - Un montón de gente, un mar de
fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuego iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y
fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se
entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros
arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin
parpadear, y quien se acerca, se enciende.
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